La NASA descubre ciudad oculta bajo el hielo de Groenlandia
Un equipo de científicos de la NASA acaba de confirmar el hallazgo de los restos de Camp Century, una base militar estadounidense que estuvo oculta por décadas bajo el hielo en el noreste de Groenlandia. Este lugar no solo es interesante por su historia, sino también porque revela secretos de la Guerra Fría.
La base fue levantada en 1959 con la autorización del gobierno danés, que no sabía el verdadero propósito del proyecto. Resulta que esta instalación era parte del secreto Proyecto Iceworm, que pretendía esconder hasta 600 misiles nucleares de alcance medio bajo la superficie helada, lejos de la mirada del bloque soviético.
Cómo fue detectada Camp Century
El descubrimiento se logró gracias al uso del radar de apertura sintética para aeronaves no tripuladas (UAVSAR), que pudo identificar las estructuras a unos 30 metros de profundidad. Desde el Observatorio de la Tierra de la NASA recordaron que Camp Century fue uno de los primeros sitios donde se utilizó un reactor nuclear portátil en una instalación remota.
Aunque la base fue abandonada en 1967, su infraestructura quedó atrapada en el hielo, junto con enormes cantidades de materiales contaminantes. Esto ha reavivado el debate sobre los restos de la Guerra Fría y su posible impacto ambiental, algo que no se olvida fácilmente.
Las imágenes inéditas de la ciudad secreta que descubrió la NASA
El investigador de la NASA Chad Greene comentó que, gracias a los nuevos datos, las estructuras de esta ciudad secreta son ahora visibles como nunca antes. Las imágenes obtenidas mostraron un patrón geométrico denso y claramente reconocible. Alex Gardner, otro especialista del JPL de la NASA, mencionó que en las imágenes de radar, lo que parecía ser una gran estructura finalmente se hizo evidente en las profundidades del paisaje helado. Pasaron de estar buscando el lecho de hielo a encontrar Camp Century.
Una ciudad subterránea bajo el hielo
Camp Century estaba diseñada para albergar hasta 200 personas y funcionaba gracias al primer reactor nuclear portátil del mundo, el PM-2A. Este complejo contaba con 21 túneles interconectados, que se extendían a lo largo de casi tres kilómetros. Dentro, había dormitorios, laboratorios, un hospital, una capilla, espacios recreativos y un sistema de transporte eléctrico subterráneo, convirtiéndola en una verdadera ciudad bajo el hielo.